Hoy desperté, y me acordé que tengo el poder de decisión. Sí, aunque sea lo más simple del mundo, me había olvidado que poseía esta facultad. Yo puedo elegir que hacer de mi día, de mi vida. No tengo que esperar, ni darle tiempo al tiempo. Si quiero termino todo ya, si quiero empiezo todo ya. Estoy donde estoy porque yo elegí llegar acá. Y estoy feliz por eso. Estoy orgullosa de las decisiones que tomé, porque me hicieron la persona que soy. Malas o buenas. Mis historias están tan marcadas en mí como tatuajes en la piel. Todo esto no quiere decir que si caigo en una serie de malas decisiones, no me tengas que avisar. Sólo que, no te enojes si no te hago caso. Estoy marcándome para que la próxima vez, cuando recuerde, me duela tanto que ya ni lo intente. #EmoModeOn.
Después de escribir esto, me di cuenta que no es que no me acordaba que yo podía elegir, sino que no sabía QUE elegir. Y bueno, eso es otro tema...
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